El
logo oficial, sobre cuya comercialización también mojó el
pancito la FIFA y el bueno de Joao. Buenazo, sonriente no se
sabe de qué, hasta medio boludón, y con la guacha en la
derecha, mozo ijinetazo ahijuna, y la pelota... Che,
¡les salió zurdito! No se puede creer. Infiltrados y
campañas en todos lados, che, ¡cruz diablo!, clic
en la figura y a escuchar 25 millones de
argentinos, la marcha oficial compuesta especialmente
por Martín Darré y en versión de la orquesta y el coro
estables del Teatro Colón. En este país no se gana para
sustos, mi viejo.
En la noche muy fría y ya
cerrada del domingo 25 de junio de 1978 los tres
pitazos del referí marcando el centro del campo indicaron que
Argentina había logrado no una, sino dos
distinciones ecuménicas: la Copa Jules Rimet y las
Madres de Plaza de Mayo. Inseparables. Dos caras de una
misma moneda. Lo mismo que el 25 de mayo y el 9 de
julio. Doble declaración formal de la independencia
y ninguna verdadera. Todavía sin resolver, salvo la
dictadura de los hechos, si realmente país aparte
hecho y derecho o colonia preferida, contra trato
deferencial, mimitos y alfombra roja.
Desde su caseta en el sector
prensa, la voz extraoficial, paramilitar, de José María
Muñoz, el Relator de América, entraba en el
paroxismo, en órbita, dejaba muy en claro que si algo se había
cumplido y bordeaba lo celestial, quedaban todavía
objetivos a cumplir y que había que hacerlo de igual
manera, con los de gorra y visera a la cabeza, torturas y
campos de concentración, porque todos los que hablaban en las
campañas antiargentinas era porque no nos
conocían y, sin sarcasmos, fue gracias al XIº Mundial de
Fútbol de la FIFA que nos conocieron de verdad, tal como
éramos y ahora vayan a cantarle a Gardel y
LePera.
El
Gordo Muñoz, el de La Oral Deportiva, el mismo
de la Radio Rivadavia cuyo paquete accionario estaba en
manos de la Unión Cívica Radical, el de conectar el
estadio José Amalfitani, en Liniers, con la fragata
Sarmiento en cualquier océano del globo, el que convocó a
la multitud el 10 de abril de 1082 para terminar de mamarlo a
Galtieri, el que chumbó a los pibes a hacerse la rata y
pasaran frente a la OEA de avenida de Mayo donde estaban los
familiares pidiendo por los desaparecidos, el que
trasmitió los bombardeos en Malvinas, en todas las canchas,
mientras se jugaban los partidos, como si fueran córners o
tiros libres desde la media luna, el vecino de la suegra de
Jorgito Triacca en la calle Melián. Aquí está, con todo y
diciendo todo. Clic en su figura señera, vamos, a
no ponerse coloraditos que se viene el revival con todo
de aquella jornada histórica y memorable.
Oficialmente todo
comenzó en 1974, cuando ya había muerto el General y
reinaba El Brujo. Se formó el ente corporativo
correspondiente, con los caballos de Troya que
corresponde, tipo Carlitos Lacoste en segunda línea a
lo Leguisamo, y también el Loro Miguel, que se
trajo de la mano al Flaco Menotti. La orquesta empezaba
a formarse y no faltó mucho para los ensayos.
¿Las manos de Perón? El primer
logo, que data de 1974, cuando en el primer ente corporativo
estaba Lorenzo Miguel, Paulino Niembro como presidente de
Nueva Chicago y otros representantes de la Patria
Metalúrgica, las 62 y la burocracia sindical. Los
que pusieron en la dirección técnica al César Luis Menotti
del Huracán campeón de 1973, con Carrascosa, Larrosa y
Houseman. Depués, en su momento, cuando realmente se vaya
acercando el momento, no era cuestión de perderse el negocio y
otros cumpas, tipo Palito Ortega y Lalo Fransen,
van a hacer música a medida, como esta Adelante,
Argentina, donde también todos unidos triunfaremos.
Por favor, los que tengan configurado el RealAudio,
clic en las manitos o lo que sea, che, y otra vez
subordinación y valor para defender al fulbo y
deleitarse con esta otra joyita testimonial.
Tanto de
la Copa como de las Madres no se ve que haya
tanto que festejar. A la primera, obviando varias cosas
varias, está el 6 a 0 a los peruanos que es tan
vergonzoso para los que pusieron como para los que recibieron.
En lo que se refiere a lo segundo, sin retaceos de ninguna
especie, pero su irrupción en el escenario histórico del país
se debe a la tortura, desaparición y muerte de
alrededor de 30 mil ciudadanos, en su gran
mayoría jóvenes de ambos sexos. ¿Festejar qué? ¿No sería decir
mejor lamentar? Tal vez, por tratarse del país que se
trata, podamos conciliar en que estamos frente a sendos
festejos lamentables o, tal vez, por qué, un par de
lamentos para festejar. ¿Mejor?
La otra Copa. ¿O el seleccionado de Menotti se ganó
los pañuelos blancos en la cabeza? Si le hace clic a la ya
familiar imagen que forma parte del paisaje argentino, la voz
de un locutor profesional le rescatará el detalle de las 316
desapariciones que se produjeron en 1978, desde el 1º de enero
a cuando todavía las visitas estaban desempacando. La
información es de la Asamblea Permanente por los Derechos
Humanos.
El libro
recoge, a diestra y a siniestra, las que son supuestas
sinceras confesiones que nadie había visto y por lo tanto,
ninguno estaba enterado de nada. Una paciente recolección de
lo que dijeron los diarios, día por día, desde que comenzó el
Mundial hasta que terminó, en plena bullanga, bocinazos y
cornetas, demuestra que la gente, además de sorda, era ciega o
analfabeta. A todo esto, si bien nunca se sabrá con exactitud
no ya la cantidad real de víctimas del terrorismo de
Estado, como tampoco la deuda externa ni la
cantidad de enviados y muertos en Malvinas, menos que
menos el costo de la fiesta de todos, como se la llamó,
sólo que sobrepasó con holgura los 583 millones, que por lo
menos dos de los estadios se levantaron al cuete y que ATC,
aparte de grande e inútil, importó una tecnología casi
exclusiva, que nos dejó como los ingleses con el volante a la
derecha, pero casualmente aptos para tener que andar retocando
y ser binorma, algo que nos encanta.
Osvaldo Bayer, biógrafo del anarquista Severino Di
Giovanni y autor de La Patagonia trágica, por aquel
entonces exiliado en la República Federal Alemana, cuenta
algunos detalles de los negocios con los democráticos teutones
y otros hechos de sumo interés. Clic en la imagen y
habla.
Todo el trabajo
se dedica esmeradamente a recomponer todo lo sucedido, sin
dejar de tocar a ningún ámbito. Por ejemplo, qué hicieron los
artistas notorios, aparte de los ya
mencionados.
Facsímil de la tapa de Piazzolla'78, suite
compuesta especialmente por el talentoso marplatense. Hasta
sus más acérrimos admiradores y biógrafos lo consideran,
políticamente hablando, como un lamentable paso en falso.
Todavía le faltaba uno más, en mayo de 1982, cuando le dedicó
un tanto a Los Lagartos de las Georgias, comandados por
Alfredo Astiz. Clic en la imagen y el primer
movimiento, titulado igual que toda esta obra.
No fue el único.
Nadie pensó que se iban a venir tan abajo y tan pronto. Aparte
de las simpatías en el fondo de los corazoncitos, pero vaya
uno a probarlo con lo maleable que es la gente. O
exitista, como dice la propia Hebe de Bonafini,
como siempre, sin pelos en la lengua, contando entresijos de
su propia vida personal.
Una de las figuras más emblemáticas de las
Madres. Platense, con dos hijos desaparecidos, aborda
al hecho con la cabeza alta, como dice ella que estuvieron
siempre. Clic en su figura y habla.
Un modelo de
organización, en efecto, tal como se dijo. Y a tal punto
que hasta la reventa de entradas estaba organizada y
las barras bravas fueron conversadas para mantener la
imagen y se portaron como chicas de colegio inglés. Ni
un mísero quilombo, nada. El mundo pudo vernos tal como éramos
y convencerse de toda la sarta de mentiras que se decían. Una
joyita, realmente, como para festejar a más no poder, junto a
Clemente, El Loco Chavez, los analistas
políticos de los diarios y otros notables que vieron el viento
celeste y blanco soplar como nunca.
El Monumental, tal como quedó para
inauguración y la final. Bien redonditos, sin boquetes que le
den la espalda al río y las entradas con caracoles, no fuera
cosa que el diablo y/o la policía metieran la cola y hubiese
otra vez 80 muertos como ocurrió en 1944 y 1968. Nada más que
un clic en esa figura tan familiar y Horacio Malvicino,
con el seudónimo discográfico de Alain Debray, les
brinda algo del LP hecho para la ocasión y titulado
Argentina Color.
Habìa que ganarlo, sí
o sí. Uno de los jugadores alemanes se había querido retobar
antes de salir para acá, los holandeses vinieron y se dieron
el lujo de ir a la Plaza de Mayo un jueves a ver y
solidarizarse con las Viejas Locas. Por eso, El
Gráfico, de la editorial de La Hormiguita Viajera,
dirigido por Constancio Vigil, el mismo que después va
a importar un Mercedes Benz como si fuera para un
empleado minusválido, lleno de progres y de próceres del
periodismo deportivo que además eran poetas, pescaron el vuelo
lírico y no encontraron nada mejor que traducir a un
castellano fresquito, como si hubiera sido hecha acá, una
carta de L. Kroll, el capitán de La Naranja
Mecánica, a su hijita, en Amsterdam, poniendo todos los
puntos sobre las íes y lo bueno que eran los soldaditos
argentinos, tal como ella iba a comprender todo algún día y lo
debe estar entiendo ahora, que debe ser una matrona rubiota,
de ojos celestes y grandes pechos, toda una mujer.
Lástima el embajador
de los Países Bajos que se enojó tanto y se plantó en la
Editorial Atlántida. A la otra semana cantaron la
palinodia, a coro y a capella, tratando de explicar
el inexplicable error, pero ya era tarde. Nadie dudó en
chapotear en lo canallesco, rufianesco y asqueroso. Realmente
es muy nutrido el inventario, sobre todo en el rubro
periodismo deportivo, y cómo se iban a camalonear
primero yéndose mejor pagos a la editorial que había comprado
la Logia P 2 para catapultar las aspiraciones políticas
de Massera y después como democrátas de primera hora y
capangas de siempre, alineándose junto a una democracia
que -juraron- nunca habían abandonado.
No
hay como ser periodista deportivo argentino para ser veraz y
objetivo. La presunta carta, fechada en Mendoza, el 11 de
junio de 1978, y conseguida en exclusividad por los boys de
El Gráfico. Está escrita en inglés, como es obvio, ya que
en esos países subdesarrollados ni saben hacerlo en su lengua
natal. Termina: A big kiss for you... ¿Le mandamos otro
al hijo de puta que fue el de la idea? Clic en la
turrada y un locutor les va a leer la parte más sabrosa. Tener
algo práctico a mano, por ejemplo, una bolsita de avión, para
la arcada.
Se trata de una
recopilación documental exhaustiva, completa, donde no falta
nada para recomponer lo sucedido hace un cuarto de siglo y por
qué, en realidad, no hubo un Mundial solamente, pero sí
varios mundiales a la vez. La edición electrónica en formato
PDF le permite al lector/usuario la reproducción de
todos los archivos sonoros, ya se trate de música o voces de
los protagonistas. Se trata, nada más ni nada menos, que de
tener un hito histórico en su casa y de su país, no del
de al lado.
Chacotonamente le decían La Pantera Rosa, por
el dibujo animado de moda en la tele y su manera de caminar.
Con un clic muy suave sobre su castrense imagen austera
podrá tener otra vez el mensaje por cadena nacional que
dirigió en la noche del domingo 25 de junio de 1978,
sobre un fondo de sonido ambiente real de gritos, cornetas,
bocinas y toda la alegría nacional y popular. A mirarse
al espejo, vamos, ¡ar!
Jamás se van a poder
separar los papelitos de los pañuelos blancos.
De acuerdo: el que no saltaba era un holandés. ¿Y los millones
que saltaron? ¿Argentinos, che?
El
Mundial pasó; ellas siguen dando vueltas. Ya llevan más de
1300 jueves. Y el día de la inauguración, el 1º de junio de
1978, qué casualidad, era jueves. Gran despliegue gimnástico
en el Monumental, después el partido inaugural entre la RFA, a
occidente del Muro, último campeón, y la Polonia
comunista. En la Plaza, ellas ya llevaban más de dos años. Si
les hace un clic el italianísio Ennio Moricone, un profesional
de la madona en la materia, italiano obviamente, ligado
desde siempre a la historia del cine con bandas de sonido en
centenares de célebres largometrajes, les deja escuchar su
marcha exclusiva titulada El Mundial, que se la pagaron
a pesos oro, iba a ser la oficial, pero después apareció otro,
lo de siempre, y al final fue la exclusiva de aquel día. Nada
más. Una vez y al olvido. Recuérdela. En Nuñez un estadio
llenó la coreó y le batió palmas. En la Plaza de Mayo, el
lento andar, el silencio y los lentes de todas las cámaras del
mundo que iban a empezar a mostrar la verdad. O las verdades,
si se quiere, porque la realidad estaba partida, como siempre,
en el país de jardines con senderos que siempre se
bifurcan.
Los licuifados
recordatorios televisivos, radiales y gráficos, con el
despulgue y la anmistías correspondientes, ya pasaron, igual
que el Mundial. Quédese con algo imperecedero, documental,
certificante, de lo que verdaderamente pasó en un país del
olvidos tan rápidos donde siempre lo urgente asesinó sin
piedad a lo importante.
Para bajarse
gratis la primera parte del libro
documental
LO DE LOS MILITARES FUE
MUNDIAL
de Amílcar
Romero
en formato
PDF y comprimido, hágale clic al
loguito
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de la edición, solamente un clic.
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