Rubén
Derlis
ANTOLOGIA
MINIMA
(1959-2001)
¿Que más de
cuarenta años no es nada? Puede ser. Por lo menos, 26 libros de poemas
propios, incontable participación en volúmenes colectivos, junto a
narradores, pintores, dibujantes y fotógrafos, traducciones a varios idiomas,
innumerables participaciones en recitales, etc. Muchos etcéteras. Una
trayectoria como para sopesar una obra afincada en dos trincheras
simultáneas: el amor y la barricada ante lo lacerante de la injusticia
social, el atropello, la dominación, el genocidio. No el panfleto: la
denuncia y el testimonio
Apenas
un clic sobre el facsímil de la tapa de la edición electrónica, en
formato .PDF, y se bajo el archivo zipeado en forma totalmente gratuita.
No es multimedia, pero la versión que está por aparecer, con la voz
del autor, los poemas que fueron musicalizados en el país y el
extranjero, poemas ilustrados para imprimir o para usar como wallpaper,
así como sus libros en papel y otros materiales, todos los sábados a
la mañana en el Café Margot, que cumple sus primeros cien años y fue
declarado de interés histórico por el gobierno municipal, en Boedo al
800, esquina San Ignacio, a un paso de la esquina Homero Manzi, el tango
Sur, Malena y lo demás.
El
poeta visto por el plumín del uruguayo Hermenegildo Sábat. Métale un
clic y se va a la Home Page de Rubén Derlis con muchas otras
cosas, además de poesías, como reproducciones de pintores, poemas
ilustrados, un muestrario de todas las tapas, sonido, etc.
En coedición con Papeles
de Boedo, que en octubre del 2003, sacó la edición en papel de esta Antología
Mínima, con casi un centenar y medio de poemas, ahora I-BUCS
pone en línea esta edición gratuita y ya está en preparación la
multimedia, con un tiraje limitado y junto con cantidad de otro material
cultural, fotos antiguas digitalizadas y demás, todos los sábados al
mediodía en el Café Margot, de Boedo y San Ignacio, pleno corazón de
Boedo. Como no es una obligación comprar nada, puede llegar a serlo tomarse
un cafecito en un lugar tiene ya su primer siglo de historia y como dice el
tango que canta El Mudo Rivero, chamuyarla de pavadas, ¿vio?
Antes, en tiempo preglobales, un cómico de la radio decía que el saber
no ocupaba lugar y que había que garrar los libro porque no muerden.
Todavía hoy no ocupa, efectivamente, ningún lugar, más que nada porque se
lo afanaron casi todo y los libros que editan lujosamente, si no es para
tarasconear y morfarse al prójimo, es para exprimirlo siempre un poquitito
más.
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