Un material, no exactamente inédito, pero muy poco conocido. E imperecedero. Quizá la misma cantidad de factores que en su momento lo hicieron permanecer casi oculto hoy lo mantengan vigente. En noviembre de 1978, en Berisso, un joven obrero de YPF mataba a su padre de dos tiros de escopeta por la espalda. Dejó el arma, le entregó las llaves a un vecino, pidió que no la dejaran entrar a la madre y se entregó, confesando nada más que la verdad. Y es aquí, cuando todos creen que había un caso absolutamente resuelto, que la tragedia largaba su coletazo. Espontáneamente aparecieron personajes de toda calaña, como los encargados de la administración de justicia, Arnaldo Rascovsky y Raúl Matera como peritos de parte, Sófocles, Freud, Dostoievsky y Camus bibliográficamente invitados y El Caso D, como se lo llegó a conocer, a medida que tocaba personas, entre ellas a todos lo que lo habían conocido desde siempre, durante 22 años, y no habían querido escuchar ni intervenir, los fue ganando, atrapando, mostrando un siniestro espejo.

Un material documental único.